Según la tradición cristiana el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María, se comienza a armar el Árbol de Navidad.
El origen del Árbol de Navidad es muy antiguo y también algo confuso, ya
que son varias las versiones que cuentan de él. Se dice que los celtas,
al comenzar el solsticio de invierno adornaban un roble -su árbol
sagrado- para asegurarse el regreso del Dios del Sol y de la fertilidad.
Cuando los cristianos llegaron a Europa, tomaron esta tradición, para
celebrar el nacimiento de Cristo, dándole así un significado totalmente
diferente.
Los griegos consagraban el pino a Dionisio, dios de la fertilidad y del
vino, a quien se lo representaba con una varilla, el tirso, coronada con
hojas de vid y de hiedras, terminada en forma de piña, el fruto del
pino.
La piña cerrada era para los romanos símbolo de virginidad y no por casualidad se la utiliza en las mesas navideñas.
En el norte de Europa existió además el Árbol del Universo, llamado
Yggdrasil, en cuya copa estaba el palacio de Odín, el máximo dios, de
donde los primeros evangelistas tomaron la idea del árbol para celebrar
el nacimiento de Cristo, pero cambiándole el significado.
Ocurría que mientras a Yggdrasil se
le ofrecían sacrificios humanos, para los cristianos eso no hacía falta:
Jesús ya había dado su vida en los maderos de la cruz (el árbol) para
salvar a la humanidad.
A propósito de esto se cuenta que san Bonifacio, evangelizador de
Alemania, sesgó con un hacha un árbol que representaba el Yggdrasil y
ante el cual se estaba por sacrificar a un niño; y que de allí brotó
milagrosamente un abeto.
Otra leyenda que sostiene que Martín Lutero, el fundador de la iglesia
Protestante, estaba caminando por un bosque en la víspera de Navidad
cuando fue deslumbrado por la belleza de millones de estrellas que
brillaban a través de las ramas de los árboles. Estaba tan impresionado
por la vista que cortó un pequeño árbol y lo llevó a la casa de su
familia. Su segundo paso fue colgarle bellotas, castañas y avellanas de
las ramas para recordar los dones que los hombres recibieron de Jesús.
Esta costumbre se extendió por Alemania al igual que el Protestantismo
y, poco a poco, se le añadieron nuevos elementos como bolitas,
guirnaldas, etc
También estas historias hablan del origen del árbol de Navidad:
Una de ellas sitúa el comienzo de la tradición en la región francesa de Alsacia,
donde hace cuatro siglos vivía un sacerdote muy caritativo que, cada
noche de Navidad, repartía entre los menesterosos de su pueblo,
alimentos, ropa y dinero que recolectaba en los meses anteriores. Un
día, mientras preparaba los paquetes para cada persona, el sacerdote
admiró la hermosa noche y tuvo la idea de colgar los regalos en abeto
próximo a la iglesia. Los pobres podrían así disfrutar además del cielo
estrellado de diciembre mientras se reunían bajo el árbol para cantar
los cánticos sagrados. Tan agradable resultó la reunión que desde
entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.
Otro cuento lleva la tradición a Inglaterra y la sitúa en el siglo XVIII bajo el reinado de Jorge III.
La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con
los súbditos y el año 1765 decidió instalar, en uno de los salones más
grandes de palacio, un "Christmas Tree" (árbol de Pascua en inglés) adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.
¿Pero cómo llegó la costumbre a nuestro país?
En tiempos de la Colonia, explica el historiador López Mato, “ las navidades porteñas eran celebradas con menos pompa, más fuegos de artificio y muchos turrones. El primer arbolito de navidad –a la usanza nórdica- se conoció en Buenos Aires hacia 1808. El que inició el rito fue un soldado de origen irlandés que llegó con las invasiones inglesas. Mal herido durante los combates que se libraron en las calles de Buenos Aires, fue atendido por la familia Terrada. Cuando se recuperó, quiso mostrarle a sus anfitriones como celebraban la navidad en Irlanda y alumbró el primer arbolito del que se tenga recuerdo. Los criollos, no muy enterados sobre el origen pagano de esta costumbre, aceptaron complacidos la novedad; pero por las dudas colocaron un pesebre a los pies del arbolito”.
En tiempos de la Colonia, explica el historiador López Mato, “ las navidades porteñas eran celebradas con menos pompa, más fuegos de artificio y muchos turrones. El primer arbolito de navidad –a la usanza nórdica- se conoció en Buenos Aires hacia 1808. El que inició el rito fue un soldado de origen irlandés que llegó con las invasiones inglesas. Mal herido durante los combates que se libraron en las calles de Buenos Aires, fue atendido por la familia Terrada. Cuando se recuperó, quiso mostrarle a sus anfitriones como celebraban la navidad en Irlanda y alumbró el primer arbolito del que se tenga recuerdo. Los criollos, no muy enterados sobre el origen pagano de esta costumbre, aceptaron complacidos la novedad; pero por las dudas colocaron un pesebre a los pies del arbolito”.
El significado Cristiano del Árbol de Navidad
El árbol de Navidad evoca al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda que Jesucristo ha venido a ser Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa al árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de tipo perenne.
La forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera), representa a la Santísima Trinidad.
Al parecer en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, respresentando con ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas o esferas, que simbolizan los dones de Dios a los hombres.
Los colores típicos de la navidad también tienen un significado para los cristianos y se vinculan con las oraciones que se realizan durante el Adviento que para diferenciarlas utilizan un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:
Plata: agradecimiento
Oro: alabanza
Rojo: peticiones
Azul: las oraciones de reconciliación.
Las luces, que en un principio eran velas, representan la luz de Cristo. Finalmente la estrella en la punta del pino simboliza la fe que debe guiar a todos los cristianos, recordando así la estrella de Belén.
Los colores típicos de la navidad también tienen un significado para los cristianos y se vinculan con las oraciones que se realizan durante el Adviento que para diferenciarlas utilizan un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:
Plata: agradecimiento
Oro: alabanza
Rojo: peticiones
Azul: las oraciones de reconciliación.
Las luces, que en un principio eran velas, representan la luz de Cristo. Finalmente la estrella en la punta del pino simboliza la fe que debe guiar a todos los cristianos, recordando así la estrella de Belén.
Fuentes consultadas:
Wilkipedia
IcaritoAlegre Navidad
Wilkipedia
IcaritoAlegre Navidad
http://www.clarin.com/
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