Acerca de la rivalidad entre hermanos
A pesar de que muchos niños afortunadamente se hacen mejores amigos
de sus hermanos, es común que los hermanos peleen. (¡También es común
que pasen de adorarse a detestarse y viceversa!).
A menudo, la rivalidad entre hermanos comienza incluso antes de que
nazca el segundo hijo y continúa a medida que los niños crecen y
compiten por todo, desde los juguetes hasta la atención. Cuando los
niños llegan a diferentes etapas del desarrollo, el cambio en sus
necesidades puede tener un efecto importante sobre la manera en que se
relacionan.
Ver y escuchar que sus hijos se pelean puede resultar frustrante y
molesto. Un hogar lleno de conflicto es estresante para todos. Sin
embargo, suele ser difícil saber cómo detener las peleas o, incluso, si
debería involucrarse. No obstante, hay medidas que puede tomar para
fomentar la paz en su hogar y ayudar a que sus hijos se lleven bien.
Por qué los niños pelean
Existen muchos factores que pueden hacer que los hermanos peleen. La
mayoría de los hermanos experimentan cierto grado de celos o
competitividad y esto puede provocar riñas y disputas. Pero también hay
otros factores que pueden influenciar la frecuencia y la gravedad de las
peleas entre los niños. Estos incluyen:
- Cambios en las necesidades. Es natural que los cambios en las necesidades, ansiedades e identidades de los niños afecten la manera en que se relacionan entre sí. Por ejemplo, los niños pequeños, por naturaleza, suelen ser celosos de sus juguetes y pertenencias y, en esta etapa, aprenden a afirmar su voluntad y lo hacen en cada oportunidad. Por ello, si un hermano bebé toma el juguete de un niño pequeño, es posible que el niño mayor reaccione de manera agresiva. Los niños en edad escolar suelen tener un concepto fuerte de la justicia y la equidad, por lo que es posible que no comprendan por qué sus hermanos de otras edades son tratados de otra manera o que sientan que un hermano recibe trato preferencial. Por otro lado, en la adolescencia, se desarrolla el sentido de la individualidad y la independencia, y es posible que al adolescente no le agrade ayudar con las responsabilidades del hogar, cuidar de sus hermanos menores o incluso pasar tiempo con ellos. Todas estas diferencias pueden influenciar en la manera en que los niños se pelean.
- Temperamento personal. El temperamento personal, que incluye el humor, el carácter, la adaptabilidad. La personalidad de sus hijos, desempeñan un papel muy importante en la manera en que se llevan entre ellos. Por ejemplo, si un niño es tranquilo y el otro se inquieta fácilmente, puede que se peleen a menudo. Del mismo modo, si un niño es muy dependiente y apegado a sus padres por comodidad y afecto, es posible que sus hermanos le tengan recelo y quieran la misma cantidad de atención.
- Niños con necesidades especiales o enfermos. A veces, las necesidades especiales de un niño debidas a una enfermedad o a problemas de aprendizaje o emocionales requieren más tiempo de los padres. Otros niños pueden notar esta diferencia y comportarse mal para llamar la atención o por miedo a lo que le sucede al otro niño.
- Modelos. La forma en que los padres resuelven los problemas y desacuerdos da un fuerte ejemplo a los niños. Por ello, si usted y su cónyuge solucionan los conflictos de manera respetuosa, productiva y no agresiva, hay más probabilidades de que sus hijos adopten esas tácticas al afrontar los problemas que surjan entre ellos. Si sus hijos ven que sus padres gritan, dan portazos y discuten en voz muy alta cuando tienen problemas, es probable que adquieran esos malos hábitos ellos mismos.
- Todo padre tiene expectativas respecto a sus hijos, así como
aspectos en ellos que le causan diferentes emociones. Por ejemplo, ¿cómo
te hace sentir ver a tus hijos jugar, entretenerse y compartir o
simplemente mirar una película juntos? Probablemente sientas paz y
satisfacción por el hecho de que se lleven bien y aprecien el tiempo que
pasan juntos.
A pesar de que a todos nos gustaría ver a nuestros hijos en paz y armonía constantes, nos enfrentamos a la realidad de que al ser diferentes entre sí, nuestros hijos llegan a discutir de manera fuerte y se generan malentendidos entre ellos. Quizás “es normal” que los hermanos se peleen y tengan discusiones acaloradas, sin embargo, no resolver estas diferencias a tiempo puede conducirnos lentamente a la desdicha, la inestabilidad familiar y la desilusión.
Las peleas fuertes entre hermanos pueden físicas, pero también emocionales y psicológicas. Por ejemplo, si uno de nuestros hijos critica a uno de sus hermanos, puede afectar su autoestima. Según la psicóloga Ivelisse Morales Rodríguez, las rivalidades entre hermanos pueden tornarse muy dañinas para la familia completa. Ignorar el problema no es solución: lo prolonga y empeora
Nuestra responsabilidad como padres es brindar a nuestros hijos la guía necesaria para que sepan cómo resolver sus problemas y aceptar sus diferencias, buscando entendimiento y respetando sus opiniones. Si tienes hijos que tienen conflictos entre sí con frecuencia, este es el momento en que tú debes actuar para enseñarles cómo resolver dichos problemas sin llegar a la agresión física, verbal, emocional o psicológica. Algunos comportamientos de nuestros hijos requieren nuestra atención como padres, a fin de ayudarles a mejorar y que no generen problemas graves más adelante.¿Cómo podemos evitar la rivalidad entre nuestros hijos?
Las siguientes tres sugerencias pueden ayudarte a establecer una paz duradera en el hogar, y al mismo tiempo, brindar a tus hijos medidas útiles a emplear al enfrentar una situación conflictiva:La enseñanza del trabajo en equipo
Muchas veces, a nuestros hijos les gusta ser competitivos. Si tu hijo tiene el espíritu de superación personal constante y le agrada competir contra sus hermanos, puedes ayudarle a ver que la vida ofrece muchas instancias en las que puede competir. El hogar, en cambio, es el ambiente adecuado para aprender a trabajar como equipo, en lugar de competir uno contra el otro.La equidad entre los hijos, ayuda a evitar diferencias profundas
Esta sugerencia es fundamental: evita hacer comparaciones entre tus hijos y trátalos siempre por igual. Esto puede ser un poco difícil, pero es posible. Por ejemplo, en nuestra familia tenemos tres hijos varones, y siempre tratamos de encontrar maneras de felicitar a cada uno por algo particular que les gusta hacer, o en lo que son muy buenos: nuestro hijo mayor es un gran artista, nuestro segundo hijo es un excelente deportista y el más pequeño es un gran constructor de ciudades con sus bloques de plástico. Cuando señalamos sus virtudes, nos aseguramos de que cada uno escuche cuál es su virtud. Así, se les resulta natural el hecho de que cada uno tiene sus fortalezas, así como aspectos a mejorar. De la misma manera, cuando tienen un conflicto, les hacemos preguntas por separado sobre el problema y luego en conjunto. Con esto les ayudamos a escuchar la versión de cada uno y luego buscar juntos cómo resolver el conflicto.Invitación a la acción
Algunas veces, los hermanos evitan enfrentar sus conflictos entre sí. Sin embargo, tú como padre puedes invitarles siempre a tomar la desición de resolver los problemas que surjan, a fin de evitar que estos se tornen mayores y generen frustración, rencores, desdicha y pesar.Espero que estas tres ideas te sean de utilidad para ayudar a tus hijos a ser buenos hermanos y a convivir en la diversidad. Si bien sus conflictos no desaparecerán por arte de magia, ellos aprenderán a ser buenos amigos y evitarán la rivalidad, que sólo produce tristeza y sentimientos destructivos en la familia.
Fuente: Familias.com / Kidshealth.com
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