Un niño llora, la madre saca su seno
para amamantarlo y acto seguido, algún vigilante o empleado le pide que
se cubra o se retire del lugar.
La escena se repite en locales comerciales de varios países del mundo.
Hace
pocos días ocurrió en Asunción, Paraguay, específicamente en el centro
comercial Mariscal López y Del Sol. Como respuesta, un grupo de mamás
planea manifestarse este sábado contra lo que consideran un acto de
discriminación.
Y lo harán recreando la misma escena que causó el inconveniente: dando pecho en público.
Así lo hizo un grupo de mujeres indignadas en
agosto, después de que Ingrid Wiese-Hesson relatara en Facebook cómo fue
escoltada al baño minutos después de comenzar a amamantar a su bebé de
seis semanas en la tienda Anthropologie de Beverly Hills, en California,
Estados Unidos.
En julio, Julia Wykes sacó su pecho para calmar
el llanto de su hijo mientras hacía fila en un Starbucks de Ottawa,
capital de Canadá, cuando fue increpada por un cliente que calificó el
acto de "asqueroso". Terminó con café gratis y su historia se volvió
viral.
También ha habido casos recientes en México, Costa Rica e
incluso en países como Reino Unido, donde amamantar en público no solo
está socialmente aceptado, sino que está respaldado por la ley.
¿Cuáles son las razones por las que el acto de dar pecho en público sigue resultando incómodo?
El morbo
Uno
de los comentarios más frecuentes entre los lectores de BBC Mundo
-consultados sobre el tema en Facebook y Twitter- es que los senos están
asociados a lo sexual.
La creencia es confirmada por la psicóloga
argentina especializada en temas de lactancia materna, Mónica Tesone,
que resalta que en la actualidad se habla más del valor estético de los
pechos, que de su función como fuente de alimento.
"Estamos influenciados por la sociedad que nos rodea y en este caso, priva lo erótico", dice a BBC Mundo.
Pat Lindsey, presidenta de la coalición de madres que dan pecho en el estado de Florida, Estados Unidos, está de acuerdo.
"Hemos normalizado los escotes y los trajes de baño pequeños, pero si
lo que se ve es el pedacito de seno de una madre alimentando a su hijo,
entonces la gente se horroriza".
Para ella, el tabú sigue existiendo porque la gente desconoce el proceso de amamantar.
"Hay
gente que no sabe que para que el cuerpo produzca leche, el seno tiene
que vaciarse frecuentemente. Si una mujer se saca leche en la mañana y
luego se va al centro comercial y no amamanta, la producción irá
disminuyendo", explica.
Otra de las razones, según la coordinadora
nacional del programa de lactancia materna del Ministerio de Salud en
Paraguay, María de los Ángeles Acosta, es que el amamantamiento no se
asume como el proceso natural que es.
"La gente acepta el
embarazo, pero no lo que viene después. La gente no piensa que el niño
está comiendo, sino que se trata de un asunto grotesco".
Privado vs. público
Si bien es cierto que hacerlo en un lugar privado puede ser mucho más cómodo, se trata de una situación ideal que está muy lejos de la realidad, pues a un bebé hambriento no se le puede pedir que espere.
"Es mucho más cómodo dar pecho a tu hijo acostada en
tu cama, con una buena música, pero eso no existe. Si vas en el autobús
y le da hambre, tienes que darle teta, punto", asegura a BBC Mundo
Cynthia Rodríguez, una madre venezolana que se mudó recientemente a
Canadá y comparte sus vivencias a través del blog "Mamá en Montreal".
"Hippies y bichos raros"
Una reciente investigación publicada por la revista online Maternal & Child Nutrition asegura que todavía hay madres que evitan amamantar en público por temor a ser vistas como "hippies y bichos raros".
Quizás por eso es que abundan en internet las
recomendaciones y tips para amamantar sin que nadie vea, como por
ejemplo: "evita desabrochar la ropa desde arriba, pues dejarás todo el
pecho al descubierto, lleva contigo fulares y chales para taparte".
Las mismas mujeres escogen autocensurarse. Otras, en cambio, simplemente prefieren la privacidad.
¿Y los hombres?
Para la psicóloga, es muy importante recordar la responsabilidad que tienen los hombres en esto.
"En
muchos casos son ellos quienes mandan a su pareja a taparse o quienes
hacen chistes al respecto y miran a las mujeres con cara de lujuria.
Tenemos que cambiar la mentalidad de los hombres, cambiar el paradigma".
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